Se vale soñar
El Estadio Nacional de Fútbol de Nicaragua se vistió de dos colores, de azul y de blanco para presenciar lo que en ese momento era: “El partido más importante en la historia de nuestro fútbol”.
La Selección Nacional Masculina está a punto de hacer clasificar a una tercera ronda mundialista. Foto: Eduardo Arce.
Los 22 jugadores y los 4 silbantes se ubicaban en hilera para realizar el prólogo del encuentro. El primer himno en sonar fue el de Surinam, y los nicaragüenses asumieron con mucho respeto este momento. Posteriormente 10,464 almas cantaron al unísono la melodía compuesta por el gran cantautor Salomón Ibarra Mayorga.
Todo estaba listo para que comenzase la fiesta. Luis Manuel Galeano y Norfran Lazo tocaban el balón, mientras el central daba el pitazo inicial. La emoción estaba a flor de piel, no había vuelta atrás, Nicaragua iniciaba su búsqueda de poner un pie en la siguiente ronda.
Desde el primer minuto, la barra pinolera realizaría su trabajo. ¡Nicaragua!, ¡Nicaragua!, ¡Nicaragua!, era lo que se escuchaba por todo el sector de la UNAN. Fieles, apasionados, esperanzados, así lucían los aficionados, nada parecía callarles, ni la amenaza de lluvia que se había pronosticado.
La Azul y Blanco dominaría en todo momento, pero el toque final no llegaría. Cada vez que Juan Barrera recepcionaba el balón por la banda derecha, un sonido estremecedor proveniente de las graderías hacía retumbar el nacional. Eran los gritos de éxtasis de los aficionados.
Por la banda izquierda quién hacía recepción de los pases de Franklin López era un joven que es promesa en el fútbol nacional. “¡Mira ese chavalo!, el número 7 se nota nervioso mae. ¡Dale, dale flaco!”, gritaba un aficionado, que parecía no saber mucho de fútbol nacional, pues el flaco al que se refería era Carlos Chavarría, un diamante en bruto de nuestro balompié, que goleo en las pasadas Eliminatorias SUB-20 en Honduras, para darle el pase a Nicaragua a un Pre-Mundial masculino, además goleador del Real Estelí en categoría juvenil, como decíamos toda una promesa de nuestro fútbol.
La historia le tenía preparado algo mejor a este chico. Pero mientras sus nervios desaparecían, Nicaragua creaba oportunidades con Norfran Lazo y Juan Barrera, pero el gol no llegaría, aun cuando en par de ocasiones el grito de Gol se quedó en la punta de la lengua de todos los aficionados.
Seleccción de Fútbol de Nicaragua que jugó ante Surinam. Foto: Eduardo Arce
Parecía que Surinam no sabía jugar al fútbol, tocaban mejor que nuestro primer rival de Eliminatoria, Anguila, pero no reaccionaban ante los constantes ataques pinoleros.
Luego de tantos lamentos, al fin llegaría el gol, y es que tanto va el agua al cántaro que este se rompe, y sería “el flaco nervioso”, Carlos Chavarría “Carluchin” quién pondría el 1-0 tras un desborde de Juan Barrera por la banda derecha, que terminaría desviando un defensor Surinamés, para que el balón le quedará de frente a Chavarría, quién en su carrera hacía la portería, entraba en diagonal, en una posición complicada para pegarle con seguridad al balón. Sin embargo esté acomodaría su cuerpo de manera perfecta, para poner a gritar ¡Gol! A todos los aficionados presentes en el Nacional.
La segunda parte sería solo para el equipo pinolero, toques continuos, desbordes por las bandas, disparos de larga distancia, oportunidades desaprovechadas de gol, mientras Surinam solo realizaría un disparo y sin dirección a marco.
Raúl Leguías sería cambio en la segunda mitad, y tendría una oportunidad clarísima de gol antes de finalizar el partido, sin embargo decidió centrar y no disparar, cuando ya el portero estaba vencido.
Pitaba el central el final del partido, y todo el estadio estallaría en júbilo, Nicaragua ponía un pie en la tercera ronda de las Eliminatorias Mundialistas, y con el juego propuesto por Surinam, todo indicaba que el segundo partido sería solo de trámite.
El partido de Vuelta se jugará en el Estadio Andre Keperveem, que se encuentra en Paramaribo, la capital de Surinam. No hay que dudar que en cuanto el reloj marque las 1:30 hora de Nicaragua del martes 16 de junio de 2015, la Azul y Blanco deberá partirse el alma para anotarse otro “check” en la historia de nuestro balompié.
Y es que la primera frase de esta crónica: “El partido más importante de nuestra historia” se podrá seguir repitiendo, siempre y cuando Nicaragua gané y obtenga el derecho a disputar 90 minutos más de esta Eliminatoria Mundialista.
Y ahora podrá dejar de ser el mayor logro de nuestra historia, que aún causa alegrías a algunos, aquella victoria 2-1 ante Estudiantes de Plata un 9 de enero de 1966, victoria aún recordada con alegría por muchos, pero que era un fantasma para quienes desean ver progresar nuestro modesto fútbol. Así que soñemos, que nada nos cuesta soñar un poco más.